A todos nos gusta tomar el sol durante un rato en verano mientras nos olvidamos de esa incesante rutina que todavía pesa sobre nuestra espalda. En el momento en el que los rayos del sol se encarguen de impactar directamente contra nosotros, nuestra cabeza desconectará y ya no podremos pensar en nada más que en pasarlo lo mejor posible. Ahora bien, el sol tampoco es tan bueno si se toma demasiado de golpe: una insolación es justamente lo que no necesitamos para nuestras vacaciones porque se podrían llegar a convertir en una auténtica pesadilla. Con las quemaduras pasa exactamente lo mismo, si tenemos que pasar gran parte de nuestras vacaciones con dolores, seguramente no se van a convertir en las mejores de nuestra vida.
Lo primero que recomendamos a nuestros turistas es que utilicen cremas especiales que se adapten exactamente a su factor de protección; con un pH que por lo menos sea superior a 50. Sin embargo, la crema se debe de ir renovando de forma habitual por que poco a poco se empezará secar y será absorbida por la piel. Esto no es malo para la dermis, pero la acción del sol será mucho más agresiva. Además, por mucha crema que podamos llegar a utilizar, siempre se recomienda no está demasiado tiempo al sol. Los expertos aseguran que es el causante de muchos tipos de enfermedades que afectan directamente a la piel; aunque hay algunos estudios que todavía nos han demostrado, no queremos ser nosotros los conejillos de indias que vayamos a comprobarlo.
Nuestras animadoras encargan de forma habitual de controlar si un cliente está demasiado tiempo al sol y de advertirle antes de que sea demasiado tarde y se pueda llegar a quemar.